Por: Daniel Durán
Quien no conozca a este jugador, es que no es un gran seguidor del fútbol internacional, ni del fútbol en sí. Cassano es uno de los jugadores más díscolos del mercado actual. Un jugador capaz de lo mejor y de lo peor. Un genio en el cuerpo de un demonio. Antonio Cassano nació el 12-07-1982, y desde 1998 está jugando al más alto nivel.
Il Talentino, así es como se conoce a este jugador, que atesora calidad en sus piernas pero pillería y rebeldía en su cabeza, un jugador que motivado y comprometido con la causa, se convierte en uno de los mejores jugadores del mundo, sin duda uno de los más peligrosos en el área rival. Pero en el momento que no se ve involucrado en el proyecto, en el momento que se le activa la tecla de la travesura en su cabeza, deja de entrenar, de jugar y comienza el show del Talentino con declaraciones altisonantes, bien sea hacia: compañeros (Roma), entrenador (Real Madrid) o presidente (Sampdoria). Un joven maleducado tenga la edad que tenga, una persona que tiene muy vivo el recuerdo de cuando jugaba en las peores calles de Bari. Más le convendría olvidar todo aquello, e impregnarse de la seriedad, compromiso y respeto que tienen todos sus compañeros en todos los equipos de fútbol donde ha militado.
Por eso Cassano es como el Ying-Yang, el bien y el mal. Todo aquello que tenga que ver con lo futbolístico, es la parte buena de este jugador, que atesora quilates de fútbol en esas botas con colores llamativos, un jugador hábil, rápido y con el don de ver el fútbol un segundo antes que todos los demás. Un segundo delantero con gol, y pase al hueco. Un jugador polivalente, puede jugar de extremo, aunque donde mejor se siente es en la delantera, acompañando a un delantero, incluso juega bien en la mediapunta. Un jugador que sería válido para cualquier club.
Pero si hablamos de la otra parte, del yan, del mal, de su personalidad. No digo que sea una mala persona, nadie lo dijo, lo dice y quien sabe si lo dirá. Es un buen tipo, que peca de ser demasiado rebelde para el mundo donde trabaja y donde se desenvuelve. Una rebeldía que le abandona en su suerte, una rebeldía que le cuesta abandonar equipos por falta de compromiso, por falta de respeto a la autoridad, una autoridad encarnada en un entrenador, un presidente o cualquier otro personaje que ocupe una posición jerárquica por encima de la suya. Una pena que un jugador no pueda triunfar como se merece, por culpa de su forma de ser. Un claro ejemplo que Dios da todo para que una persona triunfe, pero si uno mismo se niega a utilizarlo debidamente, jamás podrá ser nada en la vida.
Yo pondría a Cassano como ejemplo para todos aquellos niños que empiezan en este deporte, que empiezan a sentirse superiores a los demás, y a todos estos que se piensan que ellos son los dueños de su destino. Quien se fije en Antonio, puede ver como no siempre en la vida, cuando uno tiene todas las armas posibles y necesarias para triunfar, acaba triunfando, porque si no utilizamos un arma que tenemos desde pequeños, un arma que debemos de ir cuidando poco a poco con la ayuda de padres, familares y maestros. Si no aprendemos a utilizar nuestro arma más importante, el cerebro. Estamos perdidos...
Aquí tenemos como ejemplo a: el Talentino, Peter Pan, Il Bambino, Tigretone, El Pibe de Bari, etc... un jugador capaz de lo mejor en un campo de fútbol, y de lo peor fuera de él. Para triunfar el primer paso es ser buen jugador, pero para consolidarte como estrella mundial, lo primero es ser buena persona, respetuosa y educada.
Ya veremos que tal le va su nueva andadura por Italia, concretamente en el Milán, un equipo que sufre el síndrome de Diógenes, va recogiendo todos aquellos trastos estropeados del mercado, de la calle, o de cualquier otra parte. Te deseamos lo mejor para ti Cassano.
